La finca
La historia empieza cuando el bisabuelo Joan —recién llegado de Cuba— compró las tierras y la masía de la entonces conocida como Mas Viñas. En esa época, en la finca solamente existían campos y olivares, ya que la filoxera había acabado con todos los viñedos.
Lluís Torres, padre de Joan Carles, fue quien decidió volver a elaborar vino en la masía, en la antigua bodega, que hoy día funciona como sala de catas. Lluís plantó quince hectáreas de viñas de garnacha, que trabajaban tanto él como la gente del pueblo. El vino se elaboraba de un modo totalmente artesanal y se vendía a granel en su casa familiar de Figueres.
Con el transcurrir de los años, se abandonó la elaboración de vino y tomaron la decisión de vender toda la producción de uva a un gran productor de vinos. Cuando en 2006 Joan Carles y Barbara heredaron la finca, tomaron la decisión de instalarse en ella porque su deseo era revalorizarla por su gran patrimonio ambiental, paisajístico e histórico.
La finca, situada entre 90 y 100 metros sobre el nivel del mar, es un auténtico mosaico de viñedos, campos, olivares, alcornocales y bosques de matas bajas.
En la finca destacan los plutones, unas formaciones graníticas de grandes dimensiones que dibujan el paisaje; los lagos de La Gutina, unas balsas de agua temporal protegidas por la Red Natura 2000; tres dólmenes (el de La Gutina, el de Les Tires Llargues y el de El Prat Tancat), y el menhir de La Murtra.
Un recorrido señalizado a pie o en bicicleta os permitirá conocer y descubrir los viñedos y todas las maravillas que se esconden en la propiedad, ¡con la tranquilidad que se merecen unas buenas vacaciones!
